[vc_row][vc_column][vc_column_text]Desde hace unos años viven cierto boom pero su elaboración enraíza con las tradiciones más ancestrales y una visión enológica apegada a lo natural. Los orange wines están de moda estableciendo el cuarto color del vino tras tinto, blanco y rosado. A continuación te contamos qué son, cómo se elaboran y otras curiosidades para que te animes a descubrirlos, si aún no lo has hecho.
Ni de naranja ni con naranja
Los orange wines, vinos naranjas o ámbar son aquellos elaborados a partir de uvas blancas y deben su nombre exclusivamente a ese color más o menos acentuado que exhiben. Se atribuye a David Harvey, representante de la distribuidora británica Raeburn Fine Wines, la acuñación del término en 2004, cuando trabajaba con una bodega siciliana de la región del Etna, pero lo cierto es que su elaboración se remonta a un buen puñado de siglos atrás.
Blancos cómodos en su propia piel
Y tanto, porque la clave está en su elaboración como si de un tinto se tratase. A diferencia de los blancos convencionales, en los que solo fermenta el mosto obtenido, en los orange wines, durante el proceso de vinificación, esta parte líquida se mantiene en contacto con las pieles u hollejos. Cabe recordar que es justo en esta parte de la uva donde se encuentran los pigmentos de color, fenoles y taninos, por lo que su impronta en el néctar final irá más allá del color, aportando complejidad, estructura y textura.
¿Exclusivamente naturales?
Precisamente su origen ancestral producto de un modo de elaboración, podemos decir más primitivo, hace que se relacionen a los orange wines con los vinos más puros y despojados de artificios enológicos. En países como Italia son prácticamente asimilados a la categoría de vini naturali (vinos naturales) pero no deben considerarse sinónimos. Aunque es cierto que generalmente para su obtención los elaboradores abogan por el mínimo intervencionismo, con fermentaciones espontáneas y sin adición de sulfitos más allá de producidos naturalmente, estas prácticas no son imprescindibles para elaborar vinos naranjas.
Compañeros ideales
Por su singularidad ya podemos deducir que los orange wines quizá no son vinos concebidos para todos los paladares. Su cierta rusticidad, la tanicidad a veces bien presente e incluso en ocasiones una marcada acidez volátil les convierten en terreno vinícola acotado para espíritus aventureros y exploradores. En cualquier caso, si hay algo que distingue también a esta categoría es su heterogeneidad, los hay más cercanos a los tintos, con más cuerpo, estructura, y taninos, pero también los que podrían casi considerarse blancos de un corte más clásico.
En el maridaje, pueden resultar la opción ideal cuando se duda entre blanco o tinto. Permiten acompañar pescados azules y grasos, carnes blancas, pastas con frutos del mar, ostras y platos de cocinas exóticas, desde la japonesa hasta la tailandesa, pasando por aquella que sea especiada y/o picante.
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